Hasta la última página. Por Gus Reyes

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Venciendo la hoja en blanco

Autor: Gustavo Reyes
Instagram: @gustrazo_reyes

Cada que compro un cuaderno caro me sucede: lo despojo del plastiquito que lo envuelve, le doy vueltas para examinar que, en efecto, es un objeto de calidad, lo deposito con cuidado sobre la mesa y  lo abro de par en par, alisto mi pluma y me quedo mirando por un largo rato. Me convenzo de que mis trazos no merecen reposar dentro de un templo tan suntuoso. Suspiro. Me convenzo de que algún día se me va a ocurrir algo digno de sus páginas, y así cierro el cuaderno para nunca más abrirlo. En el mejor de los casos hago dos o tres dibujos (que por supuesto no me quedaron exactamente como yo quería) y decido dejar la cosa ahí. Días después veré otro cuaderno en una tienda y repetiré el ciclo. 

En mi experiencia: esto nos pasa a casi todas las personas que dibujamos. Por lo mismo, he dedicado muchas horas a desarrollar hábitos que me ayudan a cubrir los cuadernos de trazos, hasta la última página. No hay una garantía de que me vaya a gustar lo que dibujo, sin embargo recorrer un cuaderno lleno de dibujitos que uno mismo hizo resulta muy satisfactorio, y es por eso que quiero escribir tres consejos para llegar a la última página de ese cuaderno que tienes guardado. 

1: Dibuja un elefante, de memoria

Bueno, no tiene que ser un elefante. Realmente puede ser cualquier cosa, también recomiendo dibujar cualquier objeto que se encuentre frente a ti: una naranja, una botella de refresco, tu bolsa de papas fritas ¡Lo que sea! Esta técnica hace que te avientes a usar tu cuaderno, como se avienta uno a una alberca: de un golpe y sin pensarlo. 

Es importante hacerlo de memoria para minimizar el tiempo que piensas, en lo que tomas valor para trazar. La otra opción es copiar lo primero que entre a tu campo visual y hacerlo rápidamente, porque ya cuando hay un dibujo en tu cuaderno, es más sencillo hacer más. Ese primer dibujo abre la pista,  al haber ya una colección de trazos, hacer otros se vuelve más natural, menos abrumador. Es por ello que recomiendo hacerlo sin estar pensando al respecto, abre el cuaderno, pluma sobre el papel: elefante. 

Si me dispongo a dibujar un elefante, y quiero copiarlo, puede ser que caiga presa del efecto NETFLIX, es decir: me pongo a buscar en Internet imágenes de elefantes, ninguna parece gustarme así que recorro páginas y páginas, comienzo a preguntarme acerca de los hábitos de los elefantes, leo unos renglones de algún artículo de Wikipedia para terminar buscando la letra de la canción de Aserejé. Se acaba yendo uno como hilo de media y el cuaderno se queda sin recibir su dibujo. Es por ello que mejor tengo ya el elemento que he de dibujar, y la tarea es solo dibujarlo. 

Lo primero que trazo es un elefantito porque en muchas culturas el elefante representa constancia, diligencia. En la jungla son los hacedores de caminos, pues pocas cosas les oponen verdadera resistencia, es por ello que habitan en mis cuadernos, como un recordatorio. 

2: Haz un calendario al inicio del cuaderno

Esta técnica se la copié al comediante Jerry Seinfeld. Él aboga por la disciplina y estoy de acuerdo. La técnica es sencilla pero efectiva: toma una página y haz un calendario del mes. No tiene que ser un calendario muy detallado (de nuevo, el ponerte la tarea más complicada hace que no quieras hacerla) con que tenga los números y sus días correspondientes, basta. Ahora, cada día que hagas un dibujo en tu cuaderno, vuelve a tu calendario, busca el número y  márcalo en rojo. Así irás creando una línea que atravesará los números poco a poco. Verás cómo el hecho de ver la cadenita roja haciéndose más grande, te motiva para seguir llenando el cuaderno de dibujos. En algún punto, simplemente no quieres dejar espacios en blanco. Lo importante es practicar, y por cierto, no tiene nada de malo hacer calentamiento, es decir: comenzar con dibujos que tal vez no son tus preferidos, pero si tienes que usar dos páginas de trazos de calentamiento para hacer un dibujo que verdaderamente te guste en la tercera página, bueno, bien habrá valido la pena ¿no? 

3: Mantén tu cuaderno a la vista

¿Has escuchado ese dicho de que la gota no perfora la piedra por su fuerza sino por su constancia? Bueno pues es verdad, pero también ayuda que la gota de agua esté posicionada justo arriba de la piedra, y que la disposición de los elementos presentes sea tal que una gota de agua pueda caer sobre la piedra cada tantos segundos para que, al pasar de algunos años, pueda perforar dicha piedra. Lo que quiero decir es que hay acciones que uno puede tomar para ayudar a su constancia, encuentro que dejar el cuaderno a la vista, abierto en la página correspondiente y con las plumas ?o el material que uno use? listas, todo dispuesto sobre la mesa, es una excelente manera de recordarme que tengo que dibujar. 

Si llego a guardar el cuaderno en un librero (digamos) y las plumas en otro lugar, al otro día pienso: voy a dibujar, pero el recordar que las plumas están en tal parte y que el cuaderno está en otra, activa mi pereza y decido seguir jugando en el celular o hacer cualquier otra cosa que no sea de provecho. Ese truco sirve hasta para ir al gimnasio, por cierto, dejar tu ropa de deporte colgada en la puerta, para recordarle a tu yo del futuro que ha de ir a ejercitarse. 

Eso me lleva a otra técnica que bien podría ser su propia sección: Lleva tu cuaderno a donde quiera que vayas. Yo usualmente cargo con una mochila o un bolso a todos lados, en donde guardo un cuaderno y plumas. Miro mi calendario y la línea roja, y eso me fuerza a dibujar cualquier cosa. Además es una gran forma de aprovechar tiempos perdidos: ¿Estás esperando el autobús? Dibuja, ¿Te fuiste por un café? Dibuja, ¿Alguien dijo algo chistoso? Dibuja ¿Se te ocurrió algo que dibujar y no tienes tiempo? Anótalo y dibuja después. La verdad es que mis cuadernos no son nada ejemplares, son mezclas de dibujos, con notas, con rayones que hacen mis amigos de repente. Conviven mis listas de supermercado con mis estudios de perspectiva, proporciones, chistes que escucho, que se me ocurren, y manchas de café. 

Conclusión 

El proceso de llenar un cuaderno no es tanto de habilidad como de disciplina. Cada quien está en su nivel, y a largo plazo, uno solo avanzará practicando. Después de todo, el dibujo puede ser considerado un idioma, y como tal, requiere de ser hablado. Sobre todo, hay que tomarlo un día a la vez.  Paciencia y constancia. Ya que hayas llenado algunas páginas en tu cuaderno,verás que eso te motivará a ir llenando más. Además es un pequeño testimonio de lo que has aprendido. Cuando siento que no sé dibujar algo, me gusta dibujarlo una y otra vez, en una página, hasta que me siento contento con el resultado, y busco inspiración en personas que admiro, quizás en otros campos. Por ejemplo, si no puedo reproducir la nariz de alguna persona, respiro y me dispongo a dibujarla de nuevo, pienso que si Bruce Lee repetía una patada mil veces, yo bien puedo dibujar una nariz mil veces.

Al final del día, pocas cosas son tan satisfactorias como dar un recorrido por un cuaderno que se llenó con cuidado, hay veces en que recuerdo incluso la canción que estaba escuchando mientras hacía un dibujo en particular, el lugar donde estaba, y me alegro de haber vencido a mis inseguridades, y a los obstáculos varios que solo los que dibujamos conocemos, para practicar mi oficio. Como un samurái afilando su espada. 

Autor: Gustavo Reyes
Instagram: @gustrazo_reyes